Os acordáis de mis propósitos para el año nuevo, pues uno era una visita mensual a la biblioteca, pues bien ¡¡ya hemos empezado!!!!
Una de mis mayores aficiones es la lectura, me encanta leer, es cierto que desde que soy madre no saco tiempo para ello y lo echo un poquito de menos.
Me gustaría que mis hijos tengan también ese amor por la lectura, en casa tenemos ya muchos libros, cualquier ocasión es buena para comprar un libro.
A mi princesa le gustan mucho los cuentos tradicionales, cenicienta, caperucita y los tres cerditos son sus preferidos.
Mi príncipe prefiere los libros donde salgan animales, le encantan!!!!
Pues el otro día, nos animamos a ir a una biblioteca infantil y os reconozco que la experiencia no fue muy buena, no por mis peques que disfrutaron de lo lindo el ratito que allí estuvimos, sino por el bibliotecario...
A ver, que estamos hablando de una biblioteca infantil (de 0 a 9 años) donde no hay nadie estudiando (es una sala pequeñita al lado de la biblioteca de mayores) con colchonetas en el suelo y mesas bajitas para sentarse y ojear los libros.
Mis peques se portaron genial, pero no dejan de ser niños y se emocionaban cuando veían un libro que les gustaba y decían ¡mira mami! en un tono normal y se sentaban como niños en las colchonetas en el suelo. Pues bien, a este señor no le parecía bien nada de lo que hacían, nos llamo la atención mil veces y no solo a nosotros sino a todos los niños que allí había, así que resultaba un poco agobiante estar allí.
Al final, nos fuimos antes de lo pensado, cogimos unos cuentos y nos los llevamos a casa, porque de verdad que resultaba agobiante estar todo el rato escuchando al señor llamar la atención a todos los niños.
No sé, la experiencia fue un poco desagradable, el entorno era muy bueno y la biblioteca estaba muy bien preparada para los peques pero el bibliotecario no nos dejo disfrutar de ella. Estamos hablando de un espacio concebido para niños de 0 a 9 años, no podemos pretender que estén en silencio sepulcral y sentados de forma absolutamente correcta, creo que es un espacio para que se familiaricen con la lectura, que cojan cuentos, los ojeen, lógicamente sin alterar el silencio general, es decir sin dar voces, sin gritar, sin correr, eso me parece normal, pero de ahí a no poder pronunciar ni un solo murmullo me parece un poco exagerado, sobre todo cuando allí había niños pequeñitos.
Volveremos porque reconozco que me encantan las bibliotecas y a mis peques les gusto mucho la experiencia y espero que la próxima vez haya un bibliotecario que nos permita disfrutar de la experiencia.
Y vosotros, ¿hay normas tan estrictas en vuestras bibliotecas infantiles? ¿es esto algo general?
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